En este artículo hablaré de lo importante que es entender QUÉ es la Ansiedad, qué puede producirla y cómo controlarla. No te asustes, utilizaré a un lagarto como buen maestro, y al terminar la lectura, entenderás la razón.

La ansiedad se origina en el cerebro primitivo, en el reptiliano

El término lagarto está menospreciado, si lo buscas en un diccionario encontrarás:

Que actúa con picardía y astucia… Dicho de alguien: Que frecuenta instituciones y personas buscando obtener para sí prebendas o privilegios, ya no digo nada si se trata de lagarta, mujer que en el trato sentimental se muestra interesada, sinuosa, y hábil. Tal y como lo cuento pareciera que me hubiese cobrado por cada consulta lo suficiente para que mi ansiedad volviese en el momento de pagarle, pero nada más lejos de la realidad, no tuve que pagar nada porque fue un lagarto, lagarto. Si, uno de esos verdes, en realidad era un poco más exótico, de la especie Agama Agama a los que se conoce como lagartos de fuego, tenía un colorido precioso, pero eso no era suficiente para evitar el asco y repelús que me producía cada vez que lo veía pasearse por el alféizar de mi ventana. Al cabo del tiempo como no se marchaba, nos acostumbramos los dos a convivir con la distancia de por medio, yo diría que casi nos hermanamos porque él me producía ansiedad, pero yo también a él. La respuesta a la ansiedad tiene su origen en el cerebro primitivo, en el reptiliano, así que supongo de alguna manera yo también me comportaba como una lagartija emocional.

Las tres partes de tu cerebro

El cerebro consta de tres partes: el Complejo Reptiliano, el Sistema Límbico y el Neocórtex.

El Complejo Reptiliano, nuestro cerebro más primitivo, sería el responsable de que tengamos comportamientos y pensamientos instintivos para sobrevivir. Es el que actuaría en situaciones límite, donde no necesitas pensar, sino reaccionar rápidamente, como cuando ves que alguien te puede robar y sales corriendo o cuando retiras tu mano porque te vas a quemar.

En el Sistema Límbico está el origen de tus emociones. Su premisa es huir del dolor y acercarse al placer. En él se encuentra la amígdala, que son dos estructuras que se sitúan detrás de nuestros ojos, y donde quedan registradas la carga emocional de cada una de las cosas que vivimos. Por otro lado, la información de los recuerdos quedaría registrada en otra estructura llamada Hipotálamo. Éste asocia los recuerdos, con las emociones. Por ejemplo: si escuchas una canción que te recuerda a una persona especial, tu hipotálamo diría: recuerdo (canción) y tu amígdala diría: emoción (nostalgia, melancolía, alegría, tristeza…)

Por último el Neocórtex o corteza cerebral sólo se encuentra en los mamíferos más evolucionados, y en los humanos y es el responsable de hablar, razonar, de la percepción y de la abstracción.

Por lo tanto, tu cerebro primitivo o Complejo Reptiliano decide, tu Sistema Límbico o emocional siente, y el nuevo cerebro o Neocórtex, piensa.

¿Cómo actúa el cerebro reptiliano bajo condiciones de amenaza?

Se encarga principalmente de poner en marcha nuestras funciones más básicas y primitivas como por ejemplo, protegernos de posibles amenazas, defendernos y huir para asegurar nuestra propia supervivencia. Así estábamos el lagarto y yo siempre en modo alerta cuando nos encontrábamos. Por la noche, como durmiese con la ventana abierta, la dosis de cortisol que mi cuerpo generaba me tenía en vela como si hubiese ingerido 3 tazas de café.

A veces, puede ocurrir que dando simplemente un paseo, empecemos a encontrarnos mal, tengamos una sensación de ahogo que parece no acabar, algo así como si nuestra garganta se cerrase y no pudiéramos tragar. La presión en el pecho aumenta, la respiración se acelera, el corazón parece que se nos va a salir por la boca. Un sudor frío nos recorre desde la cabeza hasta los pies, incluso temblamos, nos flojean las piernas, estamos a punto de desmayarnos, queremos correr y no podemos, estamos sufriendo un ataque de ansiedad. Si hubiese un peligro real tendríamos los mismos síntomas pero cuando la sensación de peligro disminuye, los síntomas desaparecen y se recupera la normalidad corporal. En un ataque de ansiedad puede que no exista un peligro real y además a nuestro cuerpo le cuesta recuperar su normalidad y los síntomas se prolongan en el tiempo.

Controlar un ataque de ansiedad conociendo cómo funciona tu cerebro es imprescindible

La emoción primaria que se esconde tras la ansiedad es el miedo. Las emociones son como caballos salvajes, si no los controlas pueden tirar de ti y llevarte por donde quieran; puedes reprimirlas o puedes controlar lo que sientes.

Entender cómo funciona nuestro cerebro ayuda a que el miedo desaparezca, o por lo menos, a que este se vuelva más racional. Si quieres superar tus miedos, tu ansiedad, o aquello que no te deja seguir adelante, tendrás que traerlo al plano consciente, comprobar cómo te influye y decidir luego cómo actuar. El desconocimiento puede llevarnos a pensar en los peores escenarios. Cuando entendemos el porqué de las cosas, el temor disminuye, nos sentimos más seguros y esto no ayuda a controlar el ataque de ansiedad. La ansiedad afecta al sistema nervioso y los síntomas pueden ser múltiples. Me he encontrado de todo: desde pinchazos, opresión en el pecho, migrañas, mareos, parálisis o ese tic insufrible en el párpado.

«Según estudios una especie sobrevive como especie debido al estrés»

Que nos lo digan al lagarto y a mí…

Existen dos tipos de estrés: distrés y eustrés

El distrés es causado por factores negativos (como puede ser un despido laboral o que te deje tu pareja) mientras que el eustrés se desencadena debido a factores positivos (celebrar una boda o planificar un viaje largo). En cualquier caso, cuando sufrimos de ansiedad generalizada cualquier cosa estresante, sea por motivos ‘positivos’ o ‘negativos’, alterará nuestro cerebro, incrementando aún más nuestro estado de ansiedad.

El lagarto me enseñó a tener un cerebro feliz

Acepté que seríamos compañeros de ventana por algún tiempo, que a los dos nos gustaban los rayos de sol en la cara y que al final se trataba de que mi cerebro segregase oxitocina para sentirme confiada y poder amar, dopamina para motivarme, serotonina para no caer en la apatía y la depresión y endorfina para sentirme más feliz. Al final se trataba de identificar las creencias que me estaban limitando, intenté no razonar y mirar al lagarto como un colega que tenía mucho que enseñarme: Si no te mueves, respiras de forma consciente y te da el sol en la cara la ansiedad pasa de lado, porque la ansiedad no está aquí, está en el futuro.

Me quedo también con las palabras que un día me dijo un hombre muy mayor y que apenas sabía leer: “He tenido muchos problemas en mi vida, la mayoría de los cuales nunca sucedieron”

¡Nos leemos pronto! No olvides comentar lo que consideres oportuno y útil para el resto de lectores, estoy atenta de todos los comentarios y encantada de poder responderlos.